jueves, 5 de septiembre de 2013

Prologo V — ¿La historia se repite?

Prologo V — ¿La historia se repite?

Una semana después Gabriel regreso muy malherido, diciendo: Huid, pero ninguno le hizo caso, la aldea jamas había sido atacada por nadie, aunque mientras se separaban algunos miraron a Seirhan con malos ojos, temían que hubiese traído la desgracia al matar a su protector. Pasaron las semanas y dos meses después se oyó un gran rugido, en ese momento todos los niños estaban en la escuela pero Seirhan escucho al zorro: No dejes que la historia se repita. Ni siquiera pidió permiso para abandonar la escuela y correr hacia su casa, notaba la urgencia que había en la voz del que fue su maestro.
Cuando llego a la casa reflexiono sobre lo que estaba haciendo; pero, cuando volvía hacia algún lugar seguro, vio la espada - que había tallado cuando estuvo en el bosque - en la repisa, así que la recogió y fue a la herrería; allí encontró una vaina de cuero claro, que parecía estar preparada para ella, incluso era de su tamaño, en cuanto tuvo la espada envainada salio hacia el centro del pueblo. Un reptil diez veces mas grande que él estaba volando por encima de la aldea y cuando Seirhan entro en la plaza central, el dragón se lanzo en picado con una furia que no parecía natural y que iba directamente contra él, pese a que no voló hacía donde estaba sino que aterrizo en el centro de ella.


Al posarse en el suelo hizo que todo el entorno se sacudiese, tal era la fuerza que tenían su dos patas, aunque no derribo ninguna de las casas que había por la zona. Todos los que estaban mirando desde la distancia se alejaron y los pocos que quedaban en la plaza se fueron de ella, los únicos que avanzaron fueron el herrero y Seirhan, desde puntos que ninguno de los dos veían lo que pretendía el otro. El primero en llegar fue Seirhan que miro hacia donde estaba su padre, sabiendo el herrero que él no había hecho ningún ruido que pudiese alertarle.

  • No te metas ... es lo mejor – Seirhan al ver a su padre, todos se extrañaron pues nunca había demostrado rebeldía, aunque tampoco la notaban en ese instante, pese a que sus palabras parecían de eso.

Mientras desenvainaba su espada el dragón aprovecho para lanzarle su aliento, pero Seirhan consiguió detenerlo moviendo su espada hacia donde estaba la fuente de las llamas en cada instante y esta neutralizaba el ataque de inmediato. Tras un rato en que Seirhan estuvo luchando Lygtin avanzo un poco hacia la plaza y le llamo: Seirhan – intentando avanzar hacia donde estaba, pero Ana se lo impidió, al menos en parte.



Seirhan miro hacia el dragón y vio como este desviaba su mirada hacia donde estaba Lygtin, que parecía querer ayudarle de alguna forma. Una parte de él le decía que era el momento de atacar, otra que si lo hacía no podría anticiparse a lo que haría el dragón, eligió la segunda. El dragón le lanzo unas bolas de fuego, pero algo le dijo que eran un señuelo así que salto hacia donde estaban aquellas que consideraba sus madres; justo en el momento que el dragón intentaba atrapar a Lygtin se coloco en su trayectoria, lo cual le causo una herida en el brazo derecho.
Se mareo un poco y solo pudo coger bien la espada tras cerrar los ojos, aunque solo con la izquierda, momento en que el dragón aprovecho para volver a lanzarle su aliento. Solo verlo Lygtin empujo a Seirhan hacia la izquierda, sin darse cuenta que Seirhan había conseguido controlar la espada y podría detenerle, pero cuando salto poniéndose en la trayectoria del fuego, era demasiado tarde pues le había dado casi de lleno y solo pudo proteger a los demás completamente.
Los siguientes movimientos de Seirhan fueron fríos y precisos, su ira se había transformado en algo frío que no podría ser parado, espero unos segundos a que el aliento terminaría y en ese instante avanzo hacia el dragón; este volvió a lanzar unas bolas de fuego, pero no para despistar sino para atacar. En ese instante Seirhan se desvió de la trayectoria de las esferas flamígeras y corrió hacia el dragón, aprovechando la carrera para clavar la espada en el estomago y extraerla solo un segundo después, mientras saltaba hacia otra parte para que no pudiese hacerle un gran ataque.
El dragón estaba desorientado, la perdida de sangre que tenia en el estomago era bastante importante, pues el ataque casi había sido mortal, si no hubiese temido por la vida de todos, lo habría sido. El dragón evaluó sus posibilidades, ese joven sería un espíritu protector de esa aldea, jamas le perseguiría si se iba, pero no dejaría que se fuese tan fácilmente; así que jugo lo único que tenia a su favor, que podía atacar a los aldeanos que había protegido antes, y lo intento con unas bolas de fuego; pero Seirhan fue más rápido en su ataque, aprovechando los pasos que había necesitado hasta llegar a él para cortarle la mano pero al hacerlo la sangre del dragón le salpico la cara, quemándole toda la parte derecha de ella.
Seirhan descubrió cuando se limpio la cara que el dragón se había ido y que estaba demasiado lejos como para atraparle, además se mareaba pero aún así fue a ver a Lygtin, solo llegar junto a ella lo supo, porque había oído su voz cuando fue a recogerla, porque ella le había pretendido salvar, porque era la más feliz cuando él se divertía.

  • Madre... - todos vieron que sus primeras lágrimas eran por ella, pues nunca había llorado desde que fue a la aldea. Ninguno se movió pues no podían hacer nada por él.
  • Seirhan – el herrero, tras varios minutos sin atreverse a avanzar.
  • No dejare que vuelva a ocurrir, en ninguna parte – solo oírlo Jorge y Ana lo sintieron, pero la segunda decidió intentar algo.
  • Solo eres un niño...
  • Ya no lo soy – tal y como lo diría un adulto.
  • La venganza nunca es buena – el anciano que había seguido al herrero un poco después de que él se moviese.
  • No es venganza, si fuese venganza habría ido ahora mismo a por él; mejor dicho, le habría matado por el ataque al castillo donde vivían mis padres.

El anciano le miro, nadie sabía quien había atacado el castillo o si lo habían hecho, nadie había entrado en él desde aquel día hacía 16 años, pero Seirhan lo decía con la seguridad de quien lo ha visto, pese a tener solo esa edad. En ese momento se mareo y perdió el conocimiento, el doctor avanzo en ese instante y le miro las dos heridas que le había hecho el dragón: la de la cara, que había empezado en cuanto la sangre del dragón le había tocado y que empezaba a hincharse y la del brazo, que parecía estar algo infectada. Ninguna parecía de poca importancia.
Nada más llegar a la clínica el doctor le puso un barro especial en la cara, pues era lo más preocupante de lo que tenía, ya que la sangre de dragón parecía ácida y temía por el muchacho. Después miro el brazo, que abrió inmediatamente, tal y como había supuesto tenía veneno en esa herida pero, contra todo pronóstico, este se había quedado justo en el lugar donde el dragón le había atacado y solo le debilitaba en parte; aunque seguía siendo una herida bastante grave, quito la parte envenenada de su sangre y espero, era lo único que podía hacer.


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