martes, 7 de febrero de 2012

Capitulo 1: El hallazgo de la ruina aliada





Capitulo 1: El hallazgo de la ruina aliada


El capitán de la expedición reconocía que eran esas ruinas, las habían estado buscando durante mucho tiempo para el Presidente Rayngna y en alguna ocasión junto con él, aunque eso último no debía decirse en voz alta y mucho menos a alguien de las Cámaras que componían ese orden. Sus compañeros de expedición esperaban una traducción pero era la primera vez que encontraba esas palabras y su significado debería ser traducido mágicamente como había visto en todas las que encontró en sus años de aventurero. Sabía que pocos hechiceros conocerían ese idioma por lo que decidió ir directamente a la Sede federal y que otros se encargasen de buscar a uno.

Blathor: Parece que ya no se puede seguir por esta zona, aunque debería derribarse algo más de tierra para revisar después.
Enano: Pero habrá que dejar vigilancia, caballero Blathor.
Blathor: Sería conveniente pero algo me dice que no serviría de nada. Iré lo más rápidamente a la Sede federal y volveré con alguien para mirarlas.
Enano: Se lo diré a Gruondel, aunque siempre podéis ir a la caverna para mandar otra batida.
Blathor: No, para cuando llegue estará igual y prefiero mirarlo con mi grupo usual.

Ninguno se extraño pues todos los miembros sabían que el caballero tenía unos compañeros desde hacía años y que habían hecho mucha amistad en ese tiempo pese a ser el único enano.
El caballero se separó de los otros cinco cuando llegaron a la entrada de la caverna, rumbo al puerto minero pues las naves se prestaban bastante bien a los enanos, cosa que con los demás ponían excusas. Pero alguien noto que esa ruina había sido excavada …

(sede actual del Emperador)


Luz: Majestad – abriendo una comunicación con quien así llamaba – han encontrado una ruina extraña.
Indral: Linnel, alguna tenían que encontrar. ¿Querrías ir a verla?
Linnel: La revisaran en breve, habría que llevar soldados para impedirlo.
Indral: Lo harías más rápido sin ellos.
Linnel: Cierto, pero hay algo extraño en ella y no me gustaría que me descubriesen por alguna razón. Además me ayudaran en la revisión de la otra ruina, pues los hechiceros están tardando demasiado.
Indral: En ese caso lleva la unidad de Kaert– era una unidad que había sobresalido en el Imperio últimamente – y ten cuidado en esos planetas, comandante.
Linnel: Lo tendré – pero su voz era diferente a lo que decía.


La comunicación se corto y el emperador pensó en el menosprecio que hacía de los federales, un error que él había pagado en todas las guerras contra la Federación pero Linnel seguía siendo una jinete competente y podía con bastantes grupos. Era una de las razones por las que se extraño de su petición sobre soldados, no los necesitaba precisamente. En esta ocasión – pues no era usual que emplease sus poderes – miro como despegaba la nave de la comandante hacía el lugar que él más odiaba: la Federación.

Cuando Bilbor llego a la Sede federal fue al palacio que ocupaba el Presidente pero los pasillos principales estaban vacíos prácticamente – como casi siempre en aquella época – pues el jefe de protocolo de Rayngna no sabía la entrada trasera que los aventureros tenían para verle. Los guardias federales – un ejercito especial que defiende los planetas de la Federación y que sus miembros pueden ser elegidos por cualquier Presidente por sus logros – estaban en la entrada, como era usual desde que Teryung accedió a la Presidencia y no hicieron nada, conocían que Rayngna dejaba entrar al enano tal y como les había hecho a ellos antes de darles sus rangos como guardias federales.

Llego a ella en apenas unos minutos, reviso si había alguien cerca y entro por un conducto al comprobar que no era así. El conducto que había tomado estaba bastante bien mantenido excepto los primeros metros que se ensuciaban con alguna grasa de monstruo de vez en cuando – al menos esa vez solo era baba solidificada de gusano – para que nadie revisase que podía pasar allí. Al acabar el conducto se encontraba en las habitaciones privadas de Rayngna y solo tenía que escuchar un poco antes de llamar para que le recibiese. Lo hizo y por el sonido de teclas debía estar solo, así que llamo.

Rayngna: Creía que te habías retirado después de la última misión, Bilbor – su nombre, pues antes estaban empleando su apellido.
Bilbor: La Alianza ha conspirado para que no lo haga, justo he salido en una expedición y me he encontrado unas ruinas de ella.
Rayngna: ¿Lo sabe Ignost?
Bilbor: No, me imaginaba que habría vuelto a su planeta tras la muerte de Bortreng.
Rayngna: Jamás volvería allí. Esta en la casa Enderl con Ashiray, aunque no sé si querrá ir a buscar otra vez una ruina elemental.
Bilbor: Siempre las esta buscando, no lo va a cambiar ahora solo por eso y no creo que sea el primer amigo que pierde al buscarlas.
Rayngna: No lo es – dando a entender que esa parte de la conversación había terminado, no iba a contestar ninguna pregunta más al respecto – Ahora tengo el problema de encontrar a algún buen hechicero que sepa leer elementos, por lo visto esos están teniendo demasiados accidentes relacionados con el Imperio.
Bilbor: Muchos pensamos que las están buscando.
Rayngna: Tienen razones para hacerlo y algunas se las dimos en la última guerra. Creo que sé quien puede ayudaros pero nadie sabe donde puede estar.
Bilbor: En ese caso te dejo hacer las averiguaciones mientras voy a la casa Enderl para informar a ese capitán.

Bilbor se fue otra vez por el conducto mientras Rayngna se ponía en contacto con la persona que mejor podía encontrar a Legenth – el hechicero que pretendía que fuese con ellos – pero Calvenoc tardaba en contestar, quizás podía dejarles a cierto elfo que tenía en su servicio …

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