miércoles, 23 de enero de 2013

Prologo III — Los siguiente años de Seirhan

Prologo III — Los siguiente años de Seirhan

De la casa emanaba un olor dulce, que se percibía incluso a la distancia, pero ninguno recordaba la razón; todos los que salieron a buscar a Seirhan y él mismo habían olvidado que ese día era el 12º aniversario de su hallazgo. Ann siempre preparaba una tarta como si fuese el cumpleaños de su hijo, pues para ella lo era.Jorge se dirigió al cuarto del pequeño para dejar a la mujer y le señalo la cocina para que avisase a Ann, lo cual hizo inmediatamente, como siempre. Al entrar por la puerta vio que estaba llevando una tarta a la mesa pero el sonido de la puerta batiendo hizo que se volviese y mirase; en ese instante pensó que algo malo había sucedido pues estaba de espaldas ; en ese instante pensó que algo malo había sucedido pues estaba de espaldas pero cuando vio a Seirhan la tarta se cayó al suelo pues quería abrazar a su hijo. Le rodeo con sus brazos mientras se arrodillaba, llorando por su regreso, de alguna forma supo que si se perdía siempre regresaría, así que le dijo:
  • No digas nada, ahora estas aquí y es lo que importa.

Pasado un rato abrazándolo se percató de la ausencia de Jorge y se extrañó, así que continuó:

  • ¿Donde esta Jorge?
  • He traído a una mujer que había en el bosque y se habrá quedado esperando para que la veas — le contesto, secando las lágrimas de su madre, aunque sabía que eran de alegría por haber vuelto.
  • Voy a verla, mientras puedes esperar por aquí — pese a que no era desordenada, se había olvidado completamente de la tarta que se le había caído.

Seirhan asintió y miro como se iba al cuarto, aunque no esperó para levantarse y recoger la tarta que seguía en el suelo. Cuando estaba recogida entro Jorge y vio que la ropa estaba un poco mal, debería cambiarla por alguna otra.

  • Seirhan, ¿estas bien?
  • Sí, no me hicieron ningún daño, solo tenía miedo por ella. No quería que se la llevaran — lo último lo dijo con cariño, pero ninguno se dio cuenta de ello y algo en sus palabras revelo que a él no le intentaban hacer nada o que no les daba tanta importancia porque no podían.
  • Se dice que atraen a todos por igual — aunque esa aldea nunca había sufrido, existían historias de un lejano pasado.
  • ¿Por qué iban a atraerme a esa oscuridad si soy feliz, si siempre ha sido así?
  • No lo sé — no quería decirle que no era tan sencillo, era un niño tan bueno y amable que hacerlo sería demasiado duro para cualquiera, mucho más para quien le había criado — Pero esa ropa esta rota, mejor vamos al salón para ver si tiene algo mientras mira a la mujer.

Fueron a donde había dicho y encontró uno de los trajes que le hacía para cuando crecería y se lo puso; le quedaba como un guante pese a que los hacía bastante grandes. Mientras se quitaba la ropa vio que estaba perfectamente, lo máximo que tenía eran arañazos en las manos; cuando las vio pensó que Ann le reñiría por haberle puesto ropa nueva sin lavarse pero no iba a desnudarle otra vez, pese a que hacía buena temperatura. También el pelo estaba bien, un poco más enredado que cuando jugaba con sus amigos, pero bien. Además, la ropa indicaba que había sido por llevarla a ella, no por haber ido al bosque, y eso podía ser significativo. Nada más terminar de ponerse la ropa nueva, Jorge fue hasta donde estaba y le revolvió el pelo, pensando si debía peinarle pero decidió no hacerlo pues solía tirarle siempre.

  • Voy a llamar al doctor, aunque lo más seguro es que este viniendo.
  • Se lo diré a mamá cuando salga.

Jorge no se equivocaba al decir eso, pues el doctor estaba yendo a su casa en ese instante, y le dijo que había ido a recoger algunas cosas antes. Entro en el cuarto donde estaba la mujer y la examinó concienzudamente, pero no encontró ningún signo físico que pudiese explicar el agotamiento extremo que tenía. Se lo dijo a Ann y le dio una medicina para que se relajase, pues no podía hacer más. Después examinó a Seirhan, estaba bien pero …

  • Es aconsejable que duerma mañana, ha estado demasiados días sin hacerlo prácticamente.
  • Entonces no le despertaremos para que vaya a clase, pero …
  • Mi hijo no dirá nada sobre eso, sabe que prescribo lo mejor en muchos casos. Aunque dejo a vuestra elección si queréis recibir tantas visitas.
  • Por favor, quiero ver a mis amigos …
  • No hace falta que lo pidas, pretendíamos dejarte — dijo Ann, pues comprendía muy bien a su hijo.

Tal y como esperaba el doctor aparecieron todos los compañeros de Seirhan y aquellos que habían visto a la mujer preguntaron por ella, pero no podían decirles nada revelador pues nadie sabía que le pasaba.Algunos meses más tarde empezó a mejorar con la nueva receta que había hecho el doctor, pues no había encontrado ninguna antes. Los primeros días con esa medicina iba mejorando tanto que Ann estaba casi segura que así sería; pues las pesadillas que siempre tenía iban reduciéndose conforme se la daba, sobretodo si lo hacía antes de irse a dormir. Unos días después estaba en el cuarto y vio que se movía, incluso que empezaba a levantarse, por lo que Ann dijo:

  • ¿Quieres algo?
  • Nada, salvo dar las gracias a vuestra familia por salvarme, ¿o me equivocó?
  • En absoluto, mi hijo te encontró en el bosque y te trajo aquí, aunque supongo que lo recuerdas. Lo cierto es que todos habríamos perdido la esperanza de verte despierta si Seirhan — la cara de la mujer se iluminó al oírlo, pero Ann no la miraba — no hubiese dicho que lo harías.
  • Lo recuerdo, aunque desearía que no hubiese tenido que verlo; no debería tener que enfrentarse a eso y mucho menos tan pronto.
  • ¿A que te refieres? — enrojeciendo porque había sonado como recelosa.
  • Cuando lo has dicho he sabido que era mi hijo y he recordado mi nombre por primera vez en mucho tiempo. Me llamo Lygtin, en cuanto a tu pregunta, no me la he tomado a mal y mucho menos viniendo del lugar que he estado.
  • No es un buen lugar, por lo que veo. Pero me extraña que no hayas preguntado mi nombre, el cual es Ann.
  • No me gusta preguntarlo, cuando desapareció dejé de hacerlo; si quieren me lo darán, sino es mejor que no lo sepa.
  • ¿Por qué no le buscastéis?
  • Mi esposo no pudo acompañarnos y cuando me separé de mi bebé supe que lo dejaba en mucho mejores manos que unas humanas — no dijo más sobre eso, pero Ann presentía que los zorros sagrados eran quienes se habían llevado al niño.
  • ¿Has vuelto con tu esposo?
  • No, por eso te pido que no le digas nada de nuestro parentesco.
  • Algo si le tenemos que decir, Seirhan no sabe que es adoptado pues le criamos como nuestro hijo, nada más. Contigo aquí se pueden decir algunas cosas que antes nos parecía duras.
  • Desearía no darle esa carga a Seirhan, solo tiene doce años y sería mejor dejarlo pasar.
  • No podemos, pues tarde o temprano ocurrirá algo parecido a lo que le llevo al bosque y no tendrá ni idea de cuan ligado a él puede estar y sería muy duro decírselo justo en ese instante.
  • Le haría mucho más daño que hacerlo ahora — le entendía perfectamente, pero no quería eso para su propio hijo, solamente porque la trajera a ese lugar; aunque aceptase lo que había dicho.

Esperaron unos días antes de comentarle algo, aunque menos de una semana, pues empezaban a tener mucha amistad todos los que estaban en la casa. Jorge esperó en el salón, algo que pocas veces hacía, para decirle la verdad.

  • Es mejor que te sientes.
  • ¿He hecho algo mal?
  • No, hemos sido nosotros — espero a que se sentase y tras hacerlo continuo — Lygtin ha preguntado por qué tienes el pelo rojo, el cual no abunda en estas montañas.
  • ¿Que habéis hecho mal? Siempre lo he tenido así.
  • Eso es lo que hemos hecho mal, tu pelo se parece al de tu verdadero padre y te lo hemos ocultado.
  • ¿Mi verdadero padre? Lo eres tú.
  • No, Gabriel te encontró en el bosque cuando eras un bebé y nosotros te adoptamos; pero tus padres biológicos viven al otro lado del bosque.
  • Vosotros me habéis educado, no necesito ningún parentesco más - tal y como lo sentía, siempre.

Se fue sin esperar respuesta, pues sabía que sus padres no daban a eso, al menos delante suyo. Cuando ya estaba en la calle entro Ann en el salón, había oído eso, así que le dijo:

  • Ha dicho lo que los dos esperábamos.
  • Sí, pero decir la verdad puede hacer que se vaya dentro de poco allí.
  • No en unos años, sabe que es solo un niño y no podría hacer nada. No se ha precipitado y tampoco lo hará después.

Ese año lo pasó bastante feliz, quizás más que normalmente, pues Lygtin demostró ser una amiga para todas y complementaba lo que aprendía en clase con más cosas. No aceptó un puesto en la escuela porque ya estaba la maestra y ella lo hacía bien.Pasaron los años y cada vez que Seirhan salía con el guardabosques no se extrañaban que tardasen menos en volver; aprendió secretos para rastrear, caminos que llevaban a las otras aldeas sin faltar a la escuela. Pero el momento que su familia temía llegó: Seirhan se fue solo al bosque y no volvió esa noche. Confiaron en que llegaría pronto, pero dos semanas después no lo había hecho. Hablaron entre ellos y decidieron no pedir nada hasta una semana después; entonces solicitaron que la siguiente saldrían algunos a buscarle, cuando se cumpliría un mes desde que desapareció.



No hay comentarios: