jueves, 24 de enero de 2013

Capitulo 3: Los lideres de las Altas Cámaras



Capitulo 3: Los lideres de las Altas Cámaras 


Un par de horas más tarde llego Calvenoc al despacho de Fendraist, teleportandose como si nada, algo que en aquella época hacía cada vez más fácilmente por las apreciaciones de Fendraist. El maestro hechicero tenía pelo grisáceo con vetas blancas, aunque de joven lo tuvo casi rojizo, llevaba una túnica corta con pequeños grabados en el cuello y brazos sobre pantalones de traje y ningún adorno pues opinaba que esos solo se debían llevar cuando realmente se necesitaban. No quería hacer gala de su poder aunque Fendraist conocía que tenía mucho y no solo se le llamaba maestro por eso, sino porque enseñaba bastante bien a sus alumnos, casi todos eran importantes en ese orden, al menos los que había tenido antes de la guerra y nadie sabía que habilidades tenían los otros dos que tuvo después.



  • Calvenoc: No sueles llamarme tantas veces.
  • Fendraist: Cierto, han encontrado una ruina con piedras aliadas y he intentado saber algo más pero no lo he conseguido. Necesito un hechicero que sepa leer esas runas, alguno competente que sea partidario de ir en grupo.
  • Calvenoc: Solo queda uno de esas características y no voy a mandarle retirarse de sus propias aventuras.
  • Fendraist: Entonces es verdad, Niebsarl ha … 
  • Calvenoc: Desaparecido, es lo único que se sabe a ciencia cierta – sabiendo que no era esa palabra la que iba a pronunciar el presidente – y no me vengas diciendo que puede significar lo que piensas, de sobras sabes que eso nunca es real. Creo recordar a ciertos príncipes que hicieron algo parecido.
  • Fendraist: Nunca dije que Soult estuviese muerto y lo sabes. Como tampoco dije que hubiese desaparecido, solo lo dedujeron todos, simplemente no respondí cuando preguntaban por mi mejor amigo.
  • Calvenoc: Eso mismo hizo que lo dedujesen o al menos algo similar. ¿Vas a enviar a alguien más que sepa como leerlo?
  • Fendraist: Ignost sabe leerlas … y Xyriol puede aprender si es que no lo encuentras.
  • Calvenoc: Pide ayuda a Kiezrul y Tarmes, pueden enviar a alguien competente – ni siquiera hablaron sobre dejarle a Ignost leerlas, pero algo se notaba que sabían ambos y preferían que fuese otro quien lo hiciese.
  • Fendraist: Lo haré – dijo casi maestro, como si hubiese sido un alumno suyo pero casi todos los líderes actuales le consideraban eso; aunque Tarmes solo tuviese unos años menos y ninguno fue su alumno, solo era que sus consejos solían ser tan acertados como un verdadero maestro.

Eligió llamar primero a Tarmes, aunque tenía mejores relaciones con Kiezrul prefería a cierto jinete de dragón con ellos y era usual que se aburriese de mantener el orden en las galaxias sin más que hacer, algo que las Cámaras no valoraban – aunque eso último no lo quería tener muy en cuenta quien pretendía que fuese con ellos – teniendo a otros jinetes encargados de eso mismo de vez en cuando, como sucedía en esta ocasión con la garra de Mogar. Además, tenía algunas ordenes para ellos relacionadas con cierta nave espacial “federal” que había decidido desaparecer, Mojdlir no podía hacer eso sin más y se le debía informar de ello.
Observo al maestre de caballería antes de hablar; la chaqueta roja con ribetes y pelo era usual en su academia — la cual estaba al lado de las montañas para entrenar a los jinetes — pero la camisa estaba abierta demostrando que no era por el tiempo sino por los demás. El pelo gris oscuro lo tenía casi peinado — otra concesión que hacía al protocolo pues algún rey podía ir allí en cualquier momento — y la cara revelaba redondeada con pocos signos de edad — pese a tener más de 50 años — indicaba que era descendiente de enanos. Del resto de la ropa no se podía decir nada, pero los hombros rectos indicaban que había sido caballero durante bastante tiempo y que no era de los que se quedaban atrás por los peligros, sino que protegía a los demás.


  • Fendraist: Tarmes – el aludido no se sorprendió de la comunicación a la pantalla que tenía enfrente, habían colaborado de vez en cuando y esta vez sería parecido – me preguntaba que hace cierto jinete Diamante.
  • Tarmes: Como todos los que han corrido aventuras contigo, algunos sin saberlo, aburrirse de la vida tranquila de reventar naves.
  • Fendraist: Eso solo pueden los jinetes elementales – con un tono serio pero lejos de ser la realidad.
  • Tarmes: Y la mayoría de jinetes gema de los grupos “federales”, Daiyaken más que incluido entre esos por lo que se ve. Me extraña que nadie de los cazadores de ruinas (como parecen no querer llamarse) sea guardia de la Federación de alto rango.
  • Fendraist: Siempre intento encontrar alguna excusa pero no me las dan sin más y no valen las misiones en las que ciertas personas intervienen. Si alguien descubriese esa implicación … no quiero ponerles en peligro o revelar demasiado.
  • Tarmes: No le autorizo a que se retire, pero si quiere hacerlo puede coger unas cuantas horas libres que me parece tiene acumuladas.
  • Fendraist: Gracias – pues sabía que estaba a punto de hacerlo, quizás ni siquiera tuviese que pedir algo así pero Calvenoc podía tener razón al enviar a otra persona más bastante competente.


Tras eso llamo a Kiezrul, que llevaba la túnica blanca y una estola gris claro a ambos lados de su cuello, bordada en plata (seguramente mágica) aunque mucho más estrecha por ser tan delgado, ya que estaba sobre los hombros. Desde su posición únicamente se veían las manos delgadas y largas que tenía y la cabeza cubierta por un gorro blanco con ribetes iguales a la estola; no se veía que estaba prácticamente calvo desde que nació pero era algo que no se extrañaban muchos. Lo cierto es que el actual líder no había nacido en la federación y mucho menos tener una raza conocida de antepasado aunque las respuestas estaban para aquellos que recorrieron la antigua alianza, el grupo en el que estaba Fendraist cuando corría aventuras incluido pero no se decía nada sobre esos secretos.
El líder de los sacerdotes no se extrañó de la llamada porque dijo:


  • No tengo a nadie disponible, pues no es temporada de consejo.
  • Adivinaste, pero te gusta más el otro monitor — el líder de los sacerdotes estaba mirando de reojo el que tenía para los aventureros, mucho menos adornado — pero no tengo a nadie del grupo en el que iría y ya sabes que no lo uso si no es así.
  • ¿Para que misión esta vez?
  • Han encontrado algo que quiero revisión — sin revelar nada, no debían hacerlo nunca y menos por esos transmisores.
  • No se necesita a ningún sacerdote, aunque hubiese tenido. 
  • En ese caso te dejo; un momento, ¿no eres sacerdote también?
  • Soy su líder, no uno que se pueda pasear.
  • No sé en que estaba pensando — aunque sabía, por otras fuentes, que tenía la misma costumbre de irse a pasear como hacía él — Bueno, algún día vendrás por aquí. Hasta otra.


Cerró la transmisión y se fue con uno de sus “clones” a un lugar que casi nadie sabía que existía. Allí pidió a su dragón que empezase a volar, lo cual hizo inmediatamente.




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