sábado, 29 de diciembre de 2012

Prologo III — Los siguiente años de Seirhan



Prologo III — Los siguiente años de Seirhan


Al llegar a casa había un aroma extraño, ninguno de los que habían salido en las búsquedas recordaba que justo ese día Seirhan cumplía 12 años, y Ann había hecho un pastel para animarse mientras sus dos seres más queridos estaban fuera. Cuando Seirhan entro en la cocina pensó lo peor, pues su marido no regresaría tan pronto; estaba volviéndose para poner la tarta en la mesa pero esta se le cayo al suelo, aunque no le importo, sino que corrió hacia su hijo e hizo lo mismo que Jorge, abrazarle.

  • No digas nada, ahora estas aquí y es lo que importa – Ann llorando por el regreso de Seirhan, de alguna forma supo que si se perdía siempre regresaría.
  • Es que ... he encontrado a una mujer y la he traído aquí y... - casi no podía hablar, tanto por el cariño que sentía por Ann, como por disculparse.
  • Pues voy a ver como esta, hay que ser educados con los invitados.


Fue al cuarto donde estaba su marido, el que tenía Seirhan para dormir. Allí estaba Jorge decidiendo si cambiar de ropa a la mujer; ella parecía haber vivido mucho tiempo en el bosque y que alguien la había cuidado durante algunos días antes de llegar allí. Su marido levanto la mirada hacía ella y Ann le indico que ella cuidaría de la mujer, que se ocupase él de mirar como estaba Seirhan.
El herrero fue al salón y encontró que su hijo no estaba en él, así que fue a la cocina y vio como estaba recogiendo el pastel que debía haber preparado Ann; lo miro y pese a que había estado diez días en el bosque, solo volvía con el pelo algo mas enredado de cuando jugaba con sus amigos, incluso la ropa parecía estar impecable, quitando por los detalles que indicaban que había arrastrado a la mujer y si era real debía haberlo hecho durante mas de una semana.

  • Seirhan, ¿sufriste algún daño?
  • No, solo mucho miedo, sobretodo cuando las sombras se acercaban al campamento, no quería que se la llevasen, ella no pertenece a su mundo – el herrero se dio cuenta: no quería que se la llevasen, no temía por el mismo como si supiese que si dormía una noche en el bosque esas sombras no se acercarían.
  • ¿A ti no te llamaron?
  • ¿Por qué iban a llamarme si soy feliz, si siempre he sido feliz? - como si eso las alejaría para siempre, el herrero tenía la convicción de que eso no las alejaba, pero él parecía indicar que si.
  • Tendré que mirar que ha dejado tu madre fuera de tu cuarto, dado que he colocado en el tuyo a esa joven ya que el otro tiene demasiados trastos. Vamos a cambiarte.

Encontró un traje que había estado cosiendo Ann para cuando Seirhan crecería y se lo puso; le quedaba perfectamente en ese instante. Lo primero que se quito Seirhan fue la camisa, pues hacía muy buena temperatura y no llevaba más ropa, tenía arañazos en las manos, pero ningún signo más. Tampoco en las piernas tenía rastro de que hubiese estado una semana en el bosque, los pocos jirones que se había hecho en la ropa era porque se habrían tropezado, nada más, realmente no había sufrido ningún daño, ni siquiera se había arañado con una zarza en esos días. Después de que Seirhan terminó de vestirse, el herrero paso su mano sobre el cabello rojizo de su hijo, que cada vez era más encrespado, al contrario que todos los de la aldea. Estuvo tentado de coger el cepillo con que se lo alisaba Ann, pero a él le gustaba ese pelo encrespado y nunca se le había dado bien cepillarle; solía tirarle demasiado cuando era un bebe con poco cabello.
A la tarde, todos los compañeros de Seirhan fueron apareciendo con sus padres y algunos preguntaron por la mujer, pues sabían de alguna forma que Seirhan no se habría quedado tanto tiempo en el bosque si no estuviese enferma. Pero se equivocaban en que estaba enferma, estaba únicamente agotada, ya que el bosque no era un lugar al que ir desde hacia 12 años, nunca se habían atrevido demasiado, pero en ese momento el bosque parecía un terreno vedado sobretodo tras el anochecer y lo mínimo que habían estado ellos dos era una semana.
Un par de meses después, tras muchos y variados cuidados por parte tanto de Ann como del doctor Vymlagh, el único médico que había por la zona, la mujer consiguió despertarse; las pesadillas que tuvo, sobretodo los primeros días, parecían menores. Solo ver que habría los ojos Ann dijo:

  • Veo que ya estas despierta.
  • Así es, y supongo que gracias a tu familia.
  • Si, mi hijo te encontró en el bosque, pero supongo que lo recuerdas – la mujer asintió –? y has tardado mucho en despertarte, había veces que pensaba en que no lo harías pero Seirhan – en ese instante la cara de la mujer cambio, ese nombre lo conocía, de antes del bosque y … antes — siempre me decía que despertarías.
  • Ese nombre, lo conozco y durante años lo añore. Mi bebe se llamaba así, pero desapareció el día en que le bautizamos y también he recordado el mio, es Lygtin y me gustaría mucho saber quien eres –? casi estaba al borde del llanto.
  • Tu bebe desapareció hace doce años – Lygtin dijo Si, entrecortadamente – pues ese nombre era el que venía en el brazalete que llevaba cuando le encontró nuestro guardabosque. En cuanto a mi nombre es Ann, y espero que te quedes con nosotros.
  • De acuerdo, pero tengo una petición, que no le digáis nada a Seirhan sobre nuestro parentesco.
  • No sabe que es adoptado, pero tu presencia aquí nos obliga a decírselo, siento que debe ser así y no podemos dejarlo pasar. Tarde o temprano ocurrirá algo parecido a lo que le llevo al bosque y no tendrá ni idea de cuan ligado a él puede estar y sería muy duro decírselo justo en ese instante.
  • Eso es cierto, pero sigue siendo un niño, solo tiene doce años y no debería tener tanta carga sobre él –? llorando puesto que mera presencia cambiaba la vida de su propio hijo y la tornaba más parecida a la que tendría en el lugar donde nació, una vida de dudas … y peligros.

Cuando llego de la escuela se alegro de que estuviese bien y estuvo charlando con ella sobre lo que había hecho en la escuela, casi parecía conocerla de toda la vida, esa noche Ann hablo con su marido después de que ellos dos se hubiesen dormido; el herrero coincidió en decirle a Seirhan la verdad sobre donde había nacido, por las mismas razones que había dicho Ann. Al día siguiente el herrero espero a Seirhan en el salón, algo que pocas veces hacía y que extrañó a Seirhan:

  • Seirhan: ¿Que sucede, papa?
  • Jorge: Lygtin – pues el día anterior Ann le había dicho su nombre – ha preguntado porque tienes el pelo rojo, algo que no abunda en estas montañas.
  • Seirhan: La profesora dice que...
  • Jorge: Nadie de mi familia, ni de la de Ann tiene el pelo rojo, creo que prácticamente nadie de ninguna aldea. Lo cierto es que no eres nuestro hijo, Gabriel te encontró hace 12 años en el bosque, trayéndote a la aldea por seguridad y Ann quiso que fueses nuestro hijo, algo de lo que estamos orgullosos.
  • Seirhan: Entonces, ¿de donde soy?
  • Jorge: Puede que del mismo lugar que Lygtin, pues allí si había alguien con ese pelo y que sería tu padre.
  • Seirhan: Vosotros sois mis padres, no necesito ningún otro...
  • Gracias hijo – en un susurro cuando ya se había ido. 

Ann entro poco después ya que había estado mirando desde la puerta de la cocina, ya que era muy duro para ella que Seirhan dejaría de creer en que era su hijo.
Los siguientes años fueron los mas felices en la vida de toda la aldea, Lygtin demostró ser una buena amiga tanto para Ann como para las demás, pero pasa y en esta caso fueron 4 años. Seirhan volvió a perderse en el bosque, esta vez ni le buscaron, todos esperaban que apareciese cuando el querría pero tras tres semanas sin aparecer decidieron que esperarían una más y volverían a buscarlo.


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